Lic. Susana Romero
Algunos aspectos sobre los conceptos del Más Allá .
La certeza de lo inexorable de la muerte ha aunado a los hombres de distintas culturas en la búsqueda de un tiempo y un espacio que esté fuera de los límites de la finitud humana, es decir “más allá” de los confines de la vida de este mundo. De cómo imaginan a este Más Allá difiere en cuanto se lo considere como un sitio opaco y borroso – el inframundo mesopotámico, el sheol bíblico o el hades de los griegos – o como un lugar de extrema felicidad en compañía de los dioses, como sería el caso egipcio.
En cuanto a la aceptación o rechazo de la muerte, encontramos dos diferencias básicas: en las culturas cosmocéntricas en las que el individuo es parte de la creación pero no superior a los otros seres, es aceptada más fácilmente; no así en las culturas antropocéntricas, en las que el hombre es el eje del mundo por su espiritualidad e inteligencia.
Acerca de las creencias de los antiguos egipcios, Jan Assmann (“Death and Salvation in Ancient Egypt” Cornell Univ. Press - 2005) distingue algunos aspectos de la imagen que los mismos tenían acerca de la muerte: aislamiento social, disociación de los elementos constitutivos, como un retorno al útero, como un misterio o como un enemigo, que es el que veremos brevemente.
La idea de la muerte como enemigo estaba basada en el mito de la disputa por el trono entre Osiris y Seth. Este último quiere ocupar el trono de Egipto y para lograrlo mata y destroza a su hermano el rey, arrojando sus pedazos por todo el reino. Un tribunal divino juzga y condena a Seth, asociándolo con el mal y con la muerte y declarando la injusticia de su acción por ir contra Maat, la justicia y el orden cósmico. Isis - esposa y hermana de Osiris - reúne sus miembros dispersos recomponiendo su cuerpo, mientras su personalidad es restaurada al integrarse en el reino divino y de esta manera resucitar a una nueva forma de vida, siendo coronado rey del inframundo. Es así como Osiris vuelve a la vida porque Egipto vuelve a Maat.
En el plano fenoménico este mito designa el arquetipo del triunfo sobre la muerte: enfrentar al enemigo y derrotarlo. Entre los hombres se la vence al lograr la vida eterna a través de la justificación; entre la realeza se lo obtiene mediante la sucesión al trono, al perpetuarse la continuidad hereditaria: el rey muerto se transforma en un Osiris y el sucesor en un Horus.
El concepto de la muerte como enemigo evoluciona y a comienzos del segundo milenio la figura del malhechor que mata y es juzgado es reemplazada por la culpa personal como causa de muerte. El triunfo sobre el enemigo – Seth o la muerte – deviene ahora en el triunfo sobre las faltas de cada uno, o sea, la absolución del mal cometido para así transformarse en un espíritu justificado, un akh, y lograr de este modo la vida eterna.
Años más tarde, durante el Reino Nuevo, se recopila toda la literatura religiosa desde los Textos de las Pirámides del Reino Antiguo hasta los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio y se copian en rollos de papiro, lo que se conoce como Libro de los Muertos. En el Capítulo 125 se encuentra la descripción del juicio post-morten al que sería sometido todo hombre y las dos listas de faltas de las que se debía declarar inocente. Este tribunal se reunía en la Sala de las dos Maat y estaba presidido por Osiris y los 42 jueces, uno por cada nomo de Egipto. En medio de la sala había una balanza en que se pesaba el corazón del difunto en un platillo y en el otro la pluma de Maat; el difunto debía recitar las dos listas de faltas – contra los dioses, contra sí mismo y contra el prójimo - negando el haberlas cometido.
Anubis, Thot y Horus controlaban la exactitud del peso del corazón; si era hallado inocente, el difunto sería admitido en el reino de los dioses y gozaría junto a ellos eternamente. Pero si lo declaraban culpable un monstruo, Ammut, lo devoraría y esto sería la total aniquilación de su persona o la tan temida “segunda muerte”.
Con la formulación de este juicio y su canonización en el capítulo 125, a mediados del segundo milenio A.C. los egipcios dieron dos pasos importantes: trasladaron al Más Allá la plenitud de los actos y esfuerzos terrenales y pusieron la administración de la justicia en manos de los dioses, de manera tal que la ética dejó de ser una cuestión de conceptos humanos para convertirse en mandato divino. Comienza así una evolución de la imagen de la muerte y de los ritos mortuorios que alcanzará una amplia difusión en todo el Cercano Oriente.
El concepto egipcio de la posibilidad de salvación mediante la reivindicación de las faltas y la moral como instrumento de redención, no ha cesado de interesar a los hombres; creemos que ésta es una de las razones por la cual esta cultura ha perdurado a lo largo de los milenios.